Acabo de leerme un cable de la agencia española EFE sobre la cantante Concha Buika en un concierto este jueves en Nueva York. Recuerdo su estancia en La Habana para grabar junto al maestro Chucho Valdés un disco que dará mucho de qué hablar. En la ciudad norteamericana la cantante española no olvido cantar algunos de esos temas que hicieron «vibrar» el Teatro Auditórium Amadeo Roldán en abril cuando estuvo acompañada por el célebre pianista cubano. Lo cierto es que Valdés y Buika navegaron por un bulevar de sueños mutuos en abril último en La Habana. La cantante española y el músico cubano fundieron su talento en una empresa melódica que pronto dará mucho de qué hablar. Ambos revivieron aquella metáfora delcantautor Joaquín Sabina en Por el bulevar de los sueños rotos, cuando recreó el ambiente en el que Chavela Vargas ha interpretado sus canciones. El CD El último trago causará un «terremoto». «Era una utopía grabar con el maestro Chucho Valdés. También hay mucho de glamour en hacerlo en Cuba. Lo soñaba de lejos y por la magia de la vida ha sido posible», reveló Buika en la capital cubana. La vocalista creció en una barriada gitana de Palma de Mallorca. Conoció el flamenco antes que la música pop y la folclórica de la zona donde residía. Sus padres son originarios de Guinea Ecuatorial y se exiliaron en España, donde nació Concha. Buika (2005), Mi niña Lola (2006) y Niña de fuego (2008) son sus álbumes en solitario hasta la fecha. La posibilidad de hacer un fonograma con Chucho surgió en una cena entre amigos. Pero Buika no le vio futuro a la idea, «porque soy una niña de barrio y no me parecía real». Pero después de 11 horas de trabajo en los Estudios Abdala y un producto discográfico ya casi en las manos, la incredulidad cede. Tenemos una compatibilidad grande —se apresura a afirmar Chucho—, la de las raíces africanas y españolas. «Buika las lleva a la forma de cantar el flamenco ligado con la canción», señala el pianista, y comenta que en su caso las influencias vienen de la obra de Manuel de Falla (uno de los músicos españoles más importantes del sigloXX) y de los tambores batá, cuyos toques imita cuando suena su instrumento. El creador del emblemático grupo de música popular Irakere en El último trago demuestra versatilidad, corrió a cargo de los arreglos musicales y, según sus propias palabra, trató de tocar lo que siente. Lo ha hecho antes con volúmenes junto a Pablo Milanés, Charles Aznavour, Iván Lins, Pello el Afrokán y Diego El Cigala. Igualmente le ha sucedido cuando acompañó al Ballet y a la Orquesta Sinfónica de nuestro país. «Cuando eres un sastre —dice— debes cortar la ropa a la medida de la persona y lograr que quede a su gusto. El pianista-arreglista-acompañante tiene que adaptarse a ello. Es un trabajo difícil, aunque parece que ha salido bien, porque se van satisfechos». El nuevo álbum contiene 13 sencillos y en cuatro de los cortes puede disfrutarse del excepcional dúo: la voz flamenca de Buika y el arte de tocar el piano de Chucho. En el resto los sigue el cuarteto que desde hace diez años dirige Valdés: Lázaro Rivero (bajo), Juan Carlos Rojas (batería) y Yaroldy Abreu (congas). Soledad, Las ciudades, El andariego, Somos, Se me hizo fácil, Luz de luna, Un mundo raro y Cruz de olvido, tienen la facilidad de apuntarnos al corazón, de mostrarnos que la vida gira en torno a los buenos sentimientos. En las interpretaciones no hay tristeza y en la melodía afloran elementos de la música popular, eljazz y matices afro y del país ibérico. Los músicos se han unido en algunos encuentros en España y el disco debe estar a punto de salir —según su productor Javier Limón será el 20 de octubre, señala EFE—, bajo la firma de la casadiscográfica Warner y tendrá una presentación internacional. Mientras tanto le pregunté a ambos en La Habana: ¿Qué expectativa tienen con el CD?. Chucho está satisfecho. Concha solo apuesta «por el orden natural de las cosas, principalmente porque la música no me debe nada». A la espera queda lo que los mantuvo «inquietos» en Cuba hace algún tiempo. Le han hecho una reverencia a la nonagenaria Dama de poncho rojo. Han continuado el mito de reír y llorar como Chavela Vargas, y su último trago tendrá esa exquisitez.
*La foto es tomada del diario español El País.
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