jueves, 11 de agosto de 2011

Veneración

Quienes deseen adentrarse en la cancionística santiaguera, deben necesariamente remitirse a Veneración, el álbum triple que Bis Music produjera el pasado año y que se llevara el premio especial de la Feria Internacional Cubadisco 2011.
Los productores José Manuel García Suárez, Eddy Cardoza López y Gonzalo González lograron reunir en los Estudios Siboney de Santiago de Cuba, a solistas y agrupaciones de la ciudad, para que interpretaran obras de compositores reconocidos de esa región oriental.
Es Veneración entonces una antología de versiones que toca a la urbe cubana en un punto cardinal, en uno de los valores por los que más se distingue: su música. Acercarse al fonograma es como recibir una fina y renovada Tristeza, de Pepe Sánchez, ahora vocalizada por Los Guanches; o esa mágica interpretación de Oye mi conga, que compusiera Miguel Matamoros y que nos devuelve el Septeto Ecos del Tivolí; y acabar disfrutando del conocidísimo Cuidadito Compay gallo, de Ñico Saquito, esta vez en las voces del Septeto Sanluisero.
No se quedan fuera autores contemporáneos como Cándido Fabré, del cual el grupo Azabache ha seleccionado el tema La fórmula; Rodulfo Vaillant, de quien el Septeto Contemporáneo escogiera Fue mi reloj; o José Aquiles, que interpreta su Estampa No. 2ª Santiago
El volumen inicia una serie de proyectos fonográficos de Bis Music con la música santiaguera. 
Pero ha sido la trilogía una de las iniciativas más ambiciosas de la disquera en 2010. En 39 temas y la participación de igual número de artistas, sobresale la calidad interpretativa y una exquisita selección de las obras.
Algo para destacar también resulta que la canción grabada por cada grupo o solista forma parte de su repertorio, de ahí que son vivos reservorios de una memoria melódica que trasciende a la nación. 
Reinaldo Cedeño resume en las notas discográficas el espíritu musical de la ciudad y con ello fue merecedor del premio Cubadisco en ese apartado. Cedeño, con más de 20 años de experiencia profesional en el periodismo cultural,  afirma que ningún “santiaguero puede obviar nuestra musicalidad e historia”, y fue con tal premisa lo escribió allí.
Con presupuestos estéticos logrados y con un coherente concepto para la selección de las piezas, Veneración es una auténtica joya que muestra la universalidad de la sonoridad santiaguera. Tanto es así que se demuestra desde la décima Ciudad, de Gabriel Soler, declamadas al inicio por Luis Carbonell; hasta las pinturas utilizadas para el diseño gráfico y que pertenecen a los artistas José Julián Aguilera Vicente, Antonio Ferrer Cabello y Miguel Ángel Botalín. 
Como un “fonograma de excelencia”, que por su calidad y lo que representa constituye “aporte para la discografía nacional”, lo catalogó en la presentación del CD la musicóloga Nerys González Bello, presidenta del jurado del Premio Cubadisco. Mas, la mayor reverencia de este álbum es precisamente a una ciudad que mantiene viva en sus calles, teatros y parques, las composiciones de sus hijos más ilustres.

lunes, 1 de agosto de 2011

¿Una steel band en El Cobre?

Con un repertorio netamente de música popular bailable e incursiones en obras pe3rtenecientes a los clásicos del pentagrama universal, la Steel Band de El Cobre genera asombro entre quienes asisten a sus conciertos.
Fue en un electrizante encuentro de bandas similares propiciado por los organizadores de la 31 edición del Festival del Caribe en Santiago de Cuba –celebrado en esa ciudad a inicios de julio-, que escuché por primera vez a la singular agrupación.
En esa ocasión y utilizando como escenario al Parque Céspedes, se midieron tres grupos: las steel band Habana, la de El Cobre y una procedente de Trinidad y Tobago.
Guiada por Hermes Ramírez, músico experimentado y con más de una década como bajista de la orquesta santiaguera Chepín Choven, es hoy el grupo del oriente cubano una de las formaciones musicales que más
sobresale gracias al dominio de sus sui generi instrumentos.
“Es una de las cosas más importantes que me han sucedido en mi carrera artística, confiesa a Hermes Ramírez. Nosotros, con un instrumento desconocido aquí, hacemos la música cubana con la misma fidelidad que la sale de cualquier orquesta. Al pueblo le gusta y, si es así, es porque está bien hecha”.
Creada en la década de 1980 en el poblado donde se ubican una de las minas de cobre más añejas del continente, la steel band tuvo en el escritor e investigador Yoel James Figarola, a su principal impulsor.  Además, como asegura el colega Amado de la Rosa, contó con “la colaboración de especialistas de Trinidad y Tobago, país caribeño donde existen más de 200 bandas de ese tipo”.
Para Hermes Ramírez, el éxito de la banda está precisamente en la selección del repertorio. “Los temas los tomamos de lo que se mueve con mayor popularidad, de lo que trasciende, la música antológica, como el Ave María de Shubert, o las canciones de Benny Moré, las baladas norteamericanas, los danzones y los mambos, que no han pasado de moda.
“El secreto está en elegir muy bien la música para que no se canse el oído humano. No tocar un solo género y así siempre nuestro público estará a la expectativa de qué vendrá después”.
—Recientemente se celebró en Santiago de Cuba un encuentro de steel band como parte de las actividades del 31 Festival del Caribe. ¿Qué piensa de que en Cuba se desarrollen eventos este tipo?
-Se realizó por primera vez. Me pareció fabuloso, porque nos ha demostrado en que nivel nos encontramos los cubanos. Aprendimos de la banda trinitaria y ellos de nosotros. Se estrecharon los lazos de amistad entre ambos países”.