lunes, 28 de febrero de 2011

La aritmética de Pi 3,14 en dos conciertos

No estuvieron presentes todos los invitados que intervienen en el disco Pi 3,14, pero no importó. Al público le bastó con la presencia de los protagonistas: Buena Fe. Fueron dos conciertos, distribuidos entre viernes y sábado último, en los que el lenguaje utilizado por el dúo, devenido banda también, caló profundamente en los asistentes al capitalino teatro Kar Marx.
Pi 3,14 resulta ser una coordenada circulada, simétrica que apunta hacia los diferentes teoremas de la vida cotidiana nuestra. Así una amplia gama de textos, que toman su esencia de la contemporaneidad, se esparcen en los doce temas que reúne el fonograma, presentado a finales de diciembre por la EGREM y que tuvo el pasado fin de semana la prueba de fuego para un espectáculo en teatro.
Aunque la gira realizada por Buena Fe en enero pasado fue un buen momento para compartir las canciones, ha sido ese concepto de dominio del escenario el que ha impresionado a quienes asistieron al coliseo habanero.
Diría solo que en este aspecto, los líderes de la banda podrían haber explotado mucho más la ritmicidad que tienen sus propios temas y aprovecharlo para desplazarse hacia todos los ángulos de la escena.
Pero fue la acogida de las canciones lo que distinguió la velada, si tenemos en cuenta la corta existencia de Pi 3,14, basados en la fecha de su presentación. Desde los asientos llegaban al escenario solicitudes para que se interpretara Despedida, el sencillo que grabara Buena Fe junto a Pablo Milanés, quien no pudo asistir al concierto, sin embargo fue válido el recurso que utilizaran un karaoke para que fuera seguida la canción.
Mamífero nacional, esa jocosa letra de Israel Rojas, contó con la presencia de Eliades Ochoa. El timbre tradicional de Ochoa y la conjugación de las voces entre los cantantes puso de pie a muchos de los presentes en el teatro.
La relación de Buena Fe con el recientemente fallecido crítico de arte, Rufo Caballero, fue reverenciada con Contracorriente. Mientras, al amor se le cantó con Lotería. Entre los más aclamados estuvieron también Miedos, Todo el mundo cuenta –dedicada a José Martí-, y el que da título al álbum.
Entre los invitados de la noche, Buena Fe tuvo a destacados instrumentistas como el trompetista Juan Kemel y el clarinetista Ernesto Camilo Vega.
Para recordar producciones anteriores, el grupo hizo un collage donde seleccionó algunas de sus letras, como sucedió con esa escena de la vida en las ciudades del interior del país con Parque de provincia, y Soy, entre otras.
En el cierre, la banda se hizo acompañar de un espectacular toque de tambores que combinó con sus sencillos más movidos. Así se despidió, a tono de Fin de fiesta y con ese gran sonido de aplausos que ya se gana Pi 3,14.

jueves, 24 de febrero de 2011

Descubirendo a Alexander Díaz detrás de un concierto

Su voz puede envolver al oído más aguzado cuando en ruta su tono más íntimo. Allí Alexander Díaz (Guantánamo 1971) muestra la influencia del feeling genético que heredó de su padre Nelson y de su abuelo Ángel. Pero va más allá el cantante, pues para batir los encasillamientos se desdobla también al interpretar sones, o busca nuevas maneras entre géneros actuales, para colocar allí su sello.
En su más reciente concierto -una suerte de presentación de la etapa última del artista y donde exhibió los temas de su más reciente disco hecho en México y que facturará Bis Music-, expuso ese desdoblamiento interpretativo .
En hora y media de canciones, Alexander quiso recorrer ese largo camino que ha llevado por la música. Lo hizo a inicios de febrero en el Teatro Nacional. No dejó de evocar en esa velada aquella etapa suya con la orquesta de Isaac Delgado y dedicó especialmente al salsero En el malecón.
Con su padre en escena, el intérprete escogió para reverenciar al feeling que marcó tanto a su familia, ese hermoso tema Palabras de otra de las grandes compositoras cubanas y una de las más destacadas de ese movimiento, Marta Valdés.
Su vínculo con esa manera de componer sobrepasó los lazos sanguíneos y se palpó en 2005 con el proyecto discográfico Tres días de feeling, empresa que compartió, como dijo en el concierto, con artistas de la talla de los cantantes Pablo Milanés y Beatriz Márquez, y el reconocido pianista Chucho Valdés. De ese álbum escogió Boleros entre dos, un sencillo en el cual se hizo acompañar de su hija Alejandra. 
Una muestra de la versatilidad del artista para conducirse por otros estilos esa noche fue al seleccionar a los invitados. Junto al saxofonista y líder del grupo de jazz Habana Ensemble, César López interpretó Déjate caer.
El dúo con el cantautor Polito Ibáñez le impregnó la aureola trovadoresca, esa que emanó de Conversando con la luna, uno de las canciones que populariza en la actualidad.
Sin embargo, fue Dame más una de las letras de más fuerza en el escenario. Es que la unión “energética” con David Torrens fue uno de los momentos más aplaudidos.
Y para aquellos que esperaban verlo conectado con los géneros más contemporáneos, Alexander y su sobrino, Michel Delgado, deslizaron Lobos de la misma cacería, un reguetón que mueve a los bailadores sin colar en sus letras frases pedestres.
El recorrido musical de Alexander Díaz abarca sus estudios de guitarra en la Escuela Nacional de Arte, para luego titularse de la Escuela de Superación Profesional. Aunque a los 8 años escribió su primera composición, aún sin dominar la técnica de la guitarra, fue en el grupo Vidrio y Corte, que dirigiera la violinista Martha Duarte, donde introdujo temas de su autoría.
En 1991 integró la orquesta de Isaac Delgado. No obstante, su experiencia con la música popular bailable la completaron su trabajo con las agrupaciones Klimax, Bamboleo y la orquesta de Paulo FG, en todas ellas siempre estuvo como vocalista.
Apreciar el más reciente proyecto de Alexander en el Teatro Nacional ha sido una oportunidad única para palpar su música, esa que gusta de exponer en géneros muy criollos y en otros foráneos, para develar así un mundo de formidables potencialidades interpretativas.


*Imagen cortesía del artista. 

miércoles, 2 de febrero de 2011

Diez años de la Fiesta del Tambor

Hoy, luego de un mes sin escribirles, inicio nuevamente esta especial conexión con ustedes, los fieles lectores de Música Cubana. Les traigo el tema de la percusión cubana vista a través de un evento singular: la Fiesta del Tambor, que cumple una década como punto de reunión de percusionistas empíricos y profesionales. El importante certamen, organizado por el Instituto Cubano de la Música y la Promotora Musical Ignacio Piñeiro, se celebrará del 8 al 13 de marzo venidero en La Habana.
El percusionista Giraldo Piloto, presidente de su Comité Organizador, nos precisa detalles de la convocatoria del Concurso Internacional de Percusión Guillermo Barreto in memoriam y demás especificidades del evento.
-¿Qué características tiene el concurso?
-El festival se divide en dos partes: una es la etapa competitiva y la otra la de las presentaciones. La competencia tiene alcance internacional. A ella pueden inscribirse todas las personas sin límite de edades. Los participantes pueden ser empíricos o con conocimientos adquiridos en academias de las artes.
“Se competirá en cinco categorías: batería, timbales o pailas, tumbadoras, bongoes y tambores batá. Ya empezamos a hacer recorridos por las escuelas de arte para divulgar esta convocatoria porque muchos de los interesados en participar proceden de estos centros.
“Quiero destacar que dentro del premio se incorporan nuevos atractivos para los ganadores y esperamos contar con más sorpresas.
“El jurado estará compuesto por profesores de la especialidad de percusión, músicos cubanos reconocidos y artistas foráneos invitados al evento”.
-La figura de Guillermo Barreto es recordada en cada edición.
-El Festival está dedicado a ese gran percusionista que fue Guillermo Barreto, quien es considerado uno de los mejores bateristas de todos los tiempos y se puede percibir por las grabaciones que hizo y por las personas que conocieron de su virtud, como Tata Güines, Los Papines y muchos otros.
“Pero también este será el espacio para rendir homenaje a esos rumberos y personas que han desarrollado la percusión cubana.
-¿Cómo contribuyen eventos de este tipo al fomento del estudio y difusión de la percusión?
-Este evento tiene mucha importancia para la percusión cubana, pues ella es la raíz de nuestra música, y de esa manera estamos felices de encontrar en la Promotora Musical Ignacio Piñeiro a un colectivo que se está encargando de organizar todo el certamen.
“uno de nuestros grandes logros ha sido el incorporar a algunos de los participantes destacados en el concurso al sistema de enseñanza artística y también a los grupos musicales”.
-En detalles, ¿qué nos puede adelantar de la Fiesta del Tambor?
-Se realizará del 8 al 13 de marzo. La sede del concurso será el Palacio de la rumba, aunque la gran final la tenemos prevista para el 11 de marzo en el teatro Astral. Adelantamos que podremos ver a los percusionistas participantes en espacios como el hotel Occidental Miramar para los conciertos de latin jazz, y las presentaciones no competitivas en el Teatro Mella, la Casa de la Música de Miramar y el Salón Rosado de la Tropical. 
“Allí tendremos un abanico bien grande de actuaciones, como las presentaciones folclóricas y bailables. No faltarán el vínculo de la percusión con el jazz y el de la danza con el tambor. Sin dudas, será una gran fiesta”.