Las Tunas: ¡Oh, melancolía!

He estado 12 días en Las Tunas, la ciudad donde crecí y donde escuché las primeras cosas en música. También el lugar donde publiqué por primera vez un comentario con ese tema. Podría decir que es la ciudad de mis comienzos y, si tuviera que confesar algo, diría que fue el Periódico 26 quien ayudó a fomentar mi gusto por escribir sobre la música.

Quizá la génesis esté en que esa ciudad, ubicada a la entrada del Oriente de mi Isla, lleva tatuado en sus calles, bares, teatros y parques, todas las notas y géneros lo que nos hacen a los cubanos eternos músicos por intuición.

Ahora que he llegado a La Habana hecho de menos el cálido son salido de los septetos Sincopa y Barricada, o de las orquestas Sonido Caliente y la emblemática Los Surik, la cual dejo una huella en la nación en los años 80 con las interpretaciones de Virginia y ese precioso tema Una noche romántica -creo que ese era el título, si la memoria no me falla.

Tengo nostalgia de las peñas en la casa del joven creador, atiguo Liceo de la ciudad. Allí en la década de 1990 era muy oportuno encontrarse con trovadores como Norge Batista y Freddy Laffita, dos grandes juglares de Las Tunas. Todavía recuerdo esa canción de Norge describiendo la ciudad y que tituló Búscame adentro, como una ruta musical para recorrer calles y pasadisos de la localidad.

Esta noche cuando evoco la música de una ciudad pintoresca de Cuba, recuerdo las palabras de un personaje de la vida cultural tunera. Para Sabala, creador de la célebre comparsa de la ciudad, "la música y el ritmo de Las Tunas, nos distinguen". Y así lo siento hoy que regreso del sitio donde los primeros acordes sonaron en mis oídos.

*En la foto el trovador Norge Batista.