martes, 23 de febrero de 2010

Dos trovadores, dos conciertos

¿Por qué la música tendrá ese efecto de recordarnos buenos momentos? ¿Por qué a veces nos sorprendemos cantando un pedazo de alguna canción que ni creíamos conocíamos? No sabía que tenía en mi subconsciente tantos fragmentos de canciones de Polito Ibáñez y Raúl Torres. Descubrirlo el viernes y el sábado últimos en dos teatros de La Habana, fue algo mágico.
El lirismo y esa capacidad de Polito de mostrar en sus letras cómo somos de románticos y preocupados por nuestro día a día, lo encontré en el Teatro Mella. Ibáñez presentaba su nuevo disco Sombras amarillas (Bis music 2010)  y no perdió la oportunidad de interpretar clásicos suyos como Ausencia donde solo se hizo acompañar del piano, Recuento, Piercing de amor, Como nacen las hojas...
Noté que Polito persigue la misma cuerda reflexiba en Sombras amarillas que en sus entregas anteriores. En la portada del CD el cantante aparece con el aire clásico del trovador con su guitarra, mientras en el concierto se le veía acompañado de una banda, algo que en la actualidad constituye una tendencia entre los trovadores en Cuba. 
Me agradó del nuevo fonograma que sobresaltara su faceta de cronista social y que Ibáñez nos regalara En la basura, donde habla de esas pequeñas cosas que nadie quiere ya llevar consigo. También Gente de pueblo destaca ese noble empeño de dialogar sobre las personas sencillas que conviven junto a nosotros en la ciudad. 
Sin embargo, sentí que la velada junto a Polito se ponía por momentos tensa, causadas por algunas demoras entre un tema y otro, y las retardadas y reiteradas afinaciones de las guitarras, súmele a ello que el concierto comenzó casi 30 minutos después de lo previsto y duró aprximadamente dos horas.

Maqueta sabatina 

Raúl Torres escogió la frase Maqueta de platino como título del disco que grabara en 2009 con la EGREM. A seguirlo en esos temas donde Torres se le ve inmerso en un campo más experimental y de otros muy conocidos quiso el trovador convidar el sábado último en el Teatro Karl Marx. 
Celebraba así dos décadas al calor de la melodía y poniendo en ella letras que hablan de los vivencias personales y colectivas. De ahí que en el escenario sabatino se le viera a Raúl acompañado de muchos colegas. Esa noche hubo en escena momentos memorables como ese de David Torrens y Raúl en Only you, un sencillo con toques de blue en el que resultó un gustazo disfrutar junto a las interpretaciones del saxofón de Ernesto Camilo Vega como fondo. 
Con Kelvis Ochoa, Torres quiso cantar una de sus canciones más conocidas Candil de nieve. La unión de ambos resultó especial, aunque también sientiera nostalgia en ese tema por la voz de Pablo Milanés, quien no estuvo presente esa noche por compromisos de trabajo como explicara en un video difundido en la velada.
Me agradó igualmente el acople que encontraron el trompetista Yasek Manzano y Raúl. Asimismo, me sorprendí tarareando el tema de este último junto a Israel Rojas y Yoel Martínez (integrantes de Buena Fe),  donde pedían: "Vamos a abrazarnos fuerte/ vamos a querernos mucho/Que nuestro amor contagie gente y limpie el odio de este mundo"...
De uniones fabulosas también encontré la de Raúl junto a Lynn Milanés y a Yolo Bonilla. Igual sucedió con la calidad de los instrumentistas invitados: Abel Acosta (tres, percusión) y la orquesta del Conservatorio Amadeo Roldán.  
En fin, que me pareció excelente volver a encontrarme con estos dos trovadores. Cada uno con una forma distinta de hacer música, pero con ese común punto de marcar en la conciencia de sus seguidores las frases exactas de sus canciones, esas que escuchamos en los buenos momentos y repetimos sin rubor en algún que otro concierto. 

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