viernes, 18 de junio de 2010

Septetos Nacional Ignacio Piñeiro y Habanero: desafíando al destino

Como le prometí a Marié, una de las lectoras de Música Cubana hoy hablaré de dos agrupaciones de la música tradicional y sus más recientes volúmenes fonográficos que ya son una joya musical, a pesar de que acaban de presentarse en la escena nacional. Se interpreta allí de una manera arrasadora sones clásicos del pentagrama nacional y desenredan con elegancia toda una tradición que va envuelta en nuestros genes de cubanos.
Son dos septetos con una amplia y extensa carrera en el mundo sonoro. Ambas sobrepasan las ocho décadas y cada una se ha nutrido de varias generaciones de músicos, que la han arropado con sus experiencias.
Ahora reaparecen en la discografía con dos nuevas entregas. Así, a todo son, rumba, guaracha y bolero, se erige sobre sus 82 años el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro para continuar Desafiando el destino. Se hace acompañar esta vez de voces destacadas de la Isla como la Musicalisima Beatriz Márquez, Pedro Lugo (El Nene), Felix Baloy (El Bala), Emilio Moret, Pablo Justis, Genaro Camacho, Ernesto Pluma y el percusionista Tomás Ortiz (Panga). También se suma el venezolano Enrique Iriarte, quien fundara junto a Oscar D' León la mítica orquesta Dimensión Latina.
Entre los compositores que podemos encontrar en Desafiando... está Francisco Oropesa , el bongosero del Septeto, quien ha escrito para el álbum Candela mi son, Tu son tresero y Rumba amanamba. Otros integrantes del grupo igualmente participan en la autoría de los temas, como el guitarrista Dagoberto Salcerio (¿Por qué será?, Aquí estoy yo), el trompetista Agustín Somellán (La rumba no ha muerto, Del some al son) y del cantante y líder de la agrupación Eugenio "Raspa" Rodríguez (Un clavel para la niña, Entre nosotros).
Fundado por Ignacio Piñeiro el 13 de diciembre de 1927, el Septeto Nacional esparce melodías en los escenarios nacionales e internacionales. Y es este nuevo disco una evidencia de su hacer.

Otra formación musical también se asoma a la fonografía. Llega con un álbum doble para mostrar que 90 años son un buen average, a pesar de que la conocida frase de Gardel. En 26 sencillos el Septeto Habanero hace un desfile del cancionero tradicional cubano, destacando obras de Pedro Ibáñez, Manuel Corona, Gerardo Martínez y Guillermo Castillo —estos dos últimos fundadores en 1920 del afamado grupo.
Tres lindas cubanas, Aurora, Elena la combanchera y esos pegajosos y populares temas Papá montero y A la loma de Belén, suenan impecables y con la experiencia de una agrupación que celebra con este fonograma sus nueve decenios de música e identidad.
Otros autores contemporáneos se suman y respetan en sus canciones el estilo de los grandes compositores. Así podemos saborear de éxitos actuales del septeto como Y qué sabrosito pa’ gozar, de Jaime Gracián, y Voy a la calle Vapor, de Emilio Moret. 
Es 90 años. Orgullo de los soneros (Colibrí 2009) uno de esos discos donde no tienes en cuenta el tiempo, porque de allí tomamos esa esencia que es capaz de describirnos desde las historias locales -y a la vez universales que cuentan-; y porque domina impecablemente la capacidad de narrar desde la melodía. Enhorabuena que Desafiando al destino siga esa misma línea. 

lunes, 7 de junio de 2010

David Torrens: Razones pa’ andar cantando

Hola a tod@s. Hoy quiero compartir algo muy especial. Tuve la oportunidad de presenciarlo en Cubadisco cuando David Torrens presentó Razones, su tercer y más reciente disco. Les comento que con él ha mirado al Sur para darle un toque geográfico a su último disco. El cantante siente que ante todo hace música y deja que de modo natural surjan sus temas. No se extrañan en este nuevo fonograma a Sentimientos ajenos, ¿Quién me quiere a mi? y Ni de aquí ni de allá…, títulos que también calaron con desenfado en el público.
David Torrens lo tiene claro: su nuevo CD es el resultado de lo «que quería en este momento». Así contesta a esa pregunta obligada que le harían los entrevistadores. Él se sale de las casillas, los crucigramas y todas esas líneas que se utilizan para contornear, categorizar.
Hay mucho de temperamental en su música. «Antes deseaba intensamente, hacer el pop que hacían los gringos. Me saqué esa espinita con mis dos primeros álbumes», confiesa.
Ahora le salió un volumen con mirada longitudinalmente opuesta a su pasado melódico, pero, dice resuelto Torrens, es a la música toda a lo que me dedico.
Con ello da por sentado que la fusión de varios ritmos es un recurso esencial en Razones (Bis Music 2009), su última entrega discográfica, que resultó premiada en ese apartado en Cubadisco 2010. Musicalmente «las influencias en este disco son hacía abajo. Estoy parado en el meridiano y miro hacia ese lado», explica David.
Una docena de letras ofrecen esa visión. Hasta allí se ha colado el romanticismo que puebla las composiciones de Torrens. Con un lenguaje citadino, el autor «pinta» en tres Congas tristes, igual número de historias dedicadas a narrar el amor actual «muy a mí manera».
A la secuencia de congas la ha bautizado como poesía del suceso: «no estás diciendo palabras bellas», se presentan «con una sutileza que no caen en lo vulgar», y donde «narras un suceso que es poético en sí mismo».
Si tuviera que elegir, el cantautor escogería cada uno de los track del disco. Siente cercanos «los temas menos comerciales: las tres congas tristes o la canción que grabé con Pablo Milanés, Déjate ver. Son textos muy caprichosos, para sentarse a escucharlos tranquilo. Los otros que hice, me divierten muchísimo».
La sexualidad y la relación de pareja son conceptos que David explota en Razones. Llegan desde su voz, cantadas con erotismo y sin prejuicios, cuatro títulos para explicar que no hay amor sin embrujo (Masoquista) y sin ese sentimiento «suicida» (La guerra de tu sexo) que nos hace morir por el otro. Porque enamorarse para el autor no es «un descanso, ni pasión detenida», ni se cuelga «el deseo donde el temor se esconde» (Dámela), es simplemente ese «amor que me devuelves la vida» ().
El sencillo que titula el disco es en el único que Torrens comparte autoría. Invitó a su colega Kelvis Ochoa a pensarlo juntos. Y en el texto se percibe el optimismo y la fe en la música de ambos artistas. Quien no tendría vida mía/Razones pa andar amando/ Razones pa andar queriendo/ Razones pa andar soñando, Razones..., han escrito ambos.
¿Este es un álbum modelo para los otros que vendrán?, pregunto. «No, para nada. Es decir, este es el disco que deseaba hacer en ese momento. Inclusive lo estoy tocando, representando, y empiezo a disfrutarlo ahora. Pero, de hecho, ya quiero hacer otra cosa. Quiero hacer música».
Su decisión va a tono con sus concepciones sobre cómo escribir canciones y ponerles sonido. Con Torrens no valen los esquemas. «Es que creo que los patrones para premiar, categorizar y catalogar un artista y su obra no pueden ser tan estrictos. Ahora (con Razones) estoy en fusión, pero también es canción. Si le quitan la rumba es canción, intensa y profunda», sentencia.
«¿Y entonces que viene ahora?», se suele preguntar el intérprete de Mi poquita fe. «Viene la música», no se cansa de contestar. «Ella solita será. Porque nunca pensé que iba a hacer un danzón u otro tema que es casi merengue en Razones y ahí están. Lo importante es la canción, los propósitos vienen solos».
Por lo pronto a David también le satisface que este año saliera el volumen Anatomía de La Habana (EGREM 2008), que hiciera hace tres años junto a la cantante Liuba María Hevia, el pianista José María Vitier y el grupo vocal Sexto Sentido. El CD DVD contiene imágenes de varias de locaciones de la capital, tomadas exclusivamente para este material.
Dice David que actualmente no deja de escribir sus historias, a las que luego pondrá armonía. Adelanta que compone un tema para su Habana, una ciudad que ama. Si embargo, necesita aún más del calor y la cotidianidad que respira en Guanabacoa, ese lugar exacto adonde pertenece.
Desde allí Torrens sigue inspirándose y mezclando sus melodías. Ahora le da paso a la «euforia que tenemos todos los artistas, por defender lo que acaban de hacer». Y Razones es esa apuesta, actual, temperamental, aguda.